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viernes, 23 de septiembre de 2011

¡Jesús es el vino de la fiesta!

Con estas palabras, Benedicto XVI, recordaba a los novios en el discurso que hemos publicado antes, que aunque hoy parece que tenemos todo tipo de majares al alcance de la mano, lo realmente importante en una fiesta, lo que nos da el "puntillo" de alegría... es el Señor.

Cuántas personas intentan buscar la felicidad a tientas, renunciando a la verdad, adhiriéndose a lo fácil, para descubrir al cabo del tiempo que se han roto, que se han quedado con la tripa llena y el corazón vacío... ¡Que han vivido mucho, sí!, pero están más solos que la una.


¡Cuánta gente piensa que quiere a alguien por que disfrutan mucho con esa persona y están todo el día encima! Sólo para descubrir que no se aman de verdad, que se fagocitan y cuando se acaba lo bueno, se quedan solos y se abandonan...

En el fondo, qué poquitos son los que encuentran el Camino y lo siguen.


¿Sabéis que es lo que me da más pena? Que en el fondo, muchos de ellos, si en casa hubieran visto otra cosa... tedrían muchas más oportunidad es de vivir con alegría.

¿Por qué la gente piensa que Jesús es un aguafiestas? ¿Por qué creen que es más divertida la mentira? A lo mejor es porque los cristianos sonreimos poco. Deberíamos disfrutar más de la vida y agobiarnos menos por los problemas del mundo, ¿o es que piensas que vas a poder arreglarlo todo? Quizás, si te agobiaras menos y vivieras más, te envidiarían más porque realmente tienes el secreto de la felicidad. Lo que pasa es que en vez de vivirlo, no hacemos más que advertir de los peligros.


El Papa a los novios les ha dicho cosas tan sencillas como que no se trata de "sentirse bien" con el otro, sino de querer bien al otro, de querer el bien del otro. ¡Qué maravilla cuando una novia es capaz de decirle a su novio: "Vete a casa, que si no mañana no vas a poder madrugar para estudiar"!

Realmente, cada vez me doy más cuenta de que el Señor lo único que quiere es que vivamos una vida a tope, una vida llena, una vida fantástica y maravillosa. Que sólo siguiendo lo que Él nos dice podemos ser realmente felices porque sólo Él tiene nuestro libro de instrucciones.


Que nos fiemos cada día más de Jesucristo. Que sigamos lo que Él nos dice y hagamos lo que nos pida, sólo así tendremos la vida espectacular que Él quiere para nosotros... y el majadero que se conforme con menos... ¡pobrecito!, la vida le va a dar más palos que a un hijo tonto. Efectivamente, al principio, parece que es más divertido acostarte con tu novia y encerrarte a solas con ella en la vida... Hasta que descubres que lo único que os ha unido es el sexo y que ni os conocéis , ni tenéis las mismas aficiones... que ni siquiera sois amigos. A partir de allí te queda aguantar una vida pesadísima o salir huyendo y no aprender nunca.


Con lo fantástico que es aprender a sufrir por alguien que merece la pena, ir conociéndola poco a poco, saliendo con más gente, aprendiendo a conocerla y amarla, descubriendo sus virtudes y sus intereses, haciendo planes en común con más gente y viendo cómo se desenvuelve y cuando llegue el momento entregarte a ella en cuerpo y alma con fidelidad para siempre y abiertos a una vida explosiva que surgirá a vuestro alrededor, de la mano de Dios.


¡Qué diferente es la vida con el Señor! Ojalá nunca nos perdamos la aventura más apasionante de nuestras vidas...


Un fortísimo abrazo. Que seáis tan listos de poder aprovechar la vida mejor.

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